Imagen y posicionamiento, socios estratégicos de tu marca

Imagen y posicionamiento, socios estratégicos de tu marca

En el campo del marketing y la comunicación, circulan un sinnúmero de conceptos específicos, propios de estas disciplinas, que a veces pueden resultar confusos. Palabras que, fuera de su contexto, se toman por sinónimos, cuando en realidad no son equivalentes.

Hace tiempo, en esta nota, te contábamos cuál es la diferencia -muy importante, por cierto- entre identidad e imagen.

La identidad es la forma en la que una empresa se presenta ante la sociedad: su isologotipo, sus colores institucionales, su estilo de comunicación e, incluso, aspectos más profundos como su misión, su visión a futuro y los valores que enmarcan su quehacer cotidiano. Es un elemento sobre el que se puede (y se debe) trabajar, para luego plasmarlo en cada uno de los mensajes que se emitan.

La imagen, en cambio, es una idea (o un conjunto de ideas) que se forma en el público, en los clientes, en las personas que interactúan con la marca. Se construye en sus mentes a partir de múltiples influencias: las sensaciones generadas en esa misma interacción, las interpretaciones propias que cada persona realiza de los mensajes institucionales, los comentarios de otros actores sociales, y más. Es un concepto variable y responde a estímulos diversos que muchas veces están por fuera del alcance directo de la gestión empresarial.

Podríamos decir, entonces, que la identidad es lo que la empresa propone y la imagen es lo que el público dispone.

La imagen suele confundirse también con otro concepto muy interesante, que es el de posicionamiento. Este hace referencia al lugar que ocupa una marca en la mente del público -especialmente en la del consumidor o potencial consumidor- pero no en forma aislada, sino en relación con sus competidores dentro de un mismo rubro o sector.

Para que puedas comprender mejor esta idea, te invitamos a realizar un sencillo ejercicio. Pensá en un producto genérico, por ejemplo: leche. Ahora tomá nota de las diferentes marcas de leche que se te ocurran. (¡Sin trampa! ¡No busques información en las redes ni te fijes en tu heladera!) Anotalas una por una, según las vayas recordando, desde la primera hasta la última.

Lo que vas a obtener es una especie de ranking, que refleja la posición que cada marca -en este caso, de leche- ocupa en tu mente. La primera, esa que surgió antes que cualquier otra casi sin que tuvieras que pensar, es lo que se conoce como top of mind, y es la aspiración de muchas empresas, aunque no de todas (¡pero eso es tema para otra nota!).

Ahora: ¿una buena imagen o un posicionamiento en lo alto del podio aseguran la compra? No siempre.

En el proceso de decisión influyen también otros factores, los cuales dependen del tipo de producto o servicio y de los hábitos de cada consumidor. Siguiendo con el ejemplo de la leche, que compremos o no determinada marca dependerá de la disponibilidad en la góndola, el precio, las promociones que tenga vigentes la competencia, etc.

De todas formas, tanto imagen como posicionamiento son claves y, aunque no lo aseguran, hacen mucho por el éxito de una marca.

¿Qué podemos hacer desde nuestro lugar? Definir, de forma precisa, nuestra identidad. Trabajar en un plan de comunicación que sea creativo y diferenciador, pero también efectivo y sostenido en el tiempo. Escuchar a nuestros clientes, a los de la competencia, y a la comunidad en general. En definitiva: tener en claro quiénes somos y quiénes queremos ser, y actuar en consecuencia.

¿Estás listo para asumir este desafío? ¡Todo momento es óptimo para empezar! ¡Y contás con nuestro apoyo!

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